A SIETE CENTÍMETROS DE TU BOCA

A siete centímetros de tu boca
el aire se espesa y se enreda,
y el tiempo se amarra a cada latido
como queriendo derretir la distancia entre nosotros.

A siete centímetros de tu boca
se refleja el espejo del mundo en tus ojos
y se vierte un silencio plomizo
que asfixia mi respiración como un lazo de asma.

A siete centímetros de tu boca
del resquicio de tus huellas aparecen mis fantasmas
como descosidas cicatrices en furia,
como heridas que no quisieron ser cerradas,
como sueños atrapados, como lenguas olvidadas.

A siete centímetros de tu boca
y sin embargo más lejos que nunca,
arrodillado, infectado del temblor de mis piernas
derrotado por el desprecio de tu espalda,
por el manto gris de la infinidad de tu nuca.

A siete centímetros de tu boca
remolino en las polvorientas mariposas de mis entrañas,
y dudo entre besarte o lanzarme al precipicio
de aceptar
que se fundió en un segundo aquella maravillosa forma
de despertar por las mañanas.
A siete centímetros de tu boca
me acompañará, otro ratito, tu punzada...

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