CUANDO SUEÑO

Te deslizas, descalza, en silencio,
de puntillas,
en los rincones ya se duerme madrugada,
y te acuestas en las nubes, dormidita,
cuando sueño que te siento a mí abrazada.

Luego llega el alba, nos subleva,
nos maltrata y arrebata,
y me araña con sus filos, y me arranca en vilo
de tus labios, como sábanas de fresa,
cuando sueño con tu boca que es de nata.

Se te escurren dos lágrimas, dos lamentos,
de coral,
de agua salada del mar de tus ojos preciosos,
y yo sólo quiero calmarte contra mis huesos,
cuando sueño con tus besos de cristal.

Esos ojos que se dibujan azules, antojos de perla,
de cielo,
como luz infinita que me aterra y me domina,
dulce rendición, fugaz milagro que congelo,
cuando sueño que me miras y me hielo.

Cuando sueño que estás cerca, y te sonrío,
y me torturas,
cuando sueño que no hay adiós, que no hay vacío,
que todo lo que ansío es morir en tu cintura;
cuando sueño que te desnudo y me desnudas,
que me bañas en tu piel, miel de arañazos,
y me envuelves con tus brazos,
y me devuelves al perfume, y me consumes;
cuando sueño que me arañas los sentidos,
y me robas los latidos,
que la noche se nos funde y no nos hunde
en el olvido,
Cuando sueño con rozarte,
el regalo de abrazarte, de llevarte
aquí muy dentro;

Cuando sueño que me llevas a tu centro,...
Cuando sueño que te encuentro.

DE MORIRNOS DE ESTE CELO

De soñar que es tu risa que me envuelve
De pintarte en dulce, en esmeralda,
de llorarte en el rocío y en la nieve,
de adornarte en besos, en guirnaldas,
de limpiarte si se ensucia tu mirada.

De temblar cada mañana al despedirme,
de abrazarme a cada foto con tu cara,
de alcanzarme ahí en tu boca y redimirme,
de caricia, de latido que se para
del azúcar de tu piel de madrugada.

De vaqueros ajustados que me enervan,
de lamer tu lengua en caramelo,
de trenzarnos, como cueros que se tensan,
que el dulzor que echas de menos
es mi cama, es mi boca, es tu desvelo.

De sollozos, de gemidos, de indecencia,
de dos lenguas que se mueren de impías...
De deseo camuflado de imprudencia,
que las manos que tú anhelas son las mías,
de quemarnos, de frotarnos noche y día...

De subir y acurrucarme en lo profundo,
de anidar en la noche de tu pelo,
de arrancarte con mis garras de este mundo,
de escurrirnos en la cama como el hielo,
de enlazarnos, de morirnos de este celo.