DE MORIRNOS DE ESTE CELO

De soñar que es tu risa que me envuelve
De pintarte en dulce, en esmeralda,
de llorarte en el rocío y en la nieve,
de adornarte en besos, en guirnaldas,
de limpiarte si se ensucia tu mirada.

De temblar cada mañana al despedirme,
de abrazarme a cada foto con tu cara,
de alcanzarme ahí en tu boca y redimirme,
de caricia, de latido que se para
del azúcar de tu piel de madrugada.

De vaqueros ajustados que me enervan,
de lamer tu lengua en caramelo,
de trenzarnos, como cueros que se tensan,
que el dulzor que echas de menos
es mi cama, es mi boca, es tu desvelo.

De sollozos, de gemidos, de indecencia,
de dos lenguas que se mueren de impías...
De deseo camuflado de imprudencia,
que las manos que tú anhelas son las mías,
de quemarnos, de frotarnos noche y día...

De subir y acurrucarme en lo profundo,
de anidar en la noche de tu pelo,
de arrancarte con mis garras de este mundo,
de escurrirnos en la cama como el hielo,
de enlazarnos, de morirnos de este celo.

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