LA IMPACIENCIA

Oigo pulsar tus venas que suenan a guerra,
oigo el timbal de tu sangre arrebatada
llamando a las oscuras puertas de mi indecencia.

Oigo la impaciencia dibujada en el temblor de mi voz.

Siento el fuego de tu vientre,
y tu carne llamando a mi carne en celo,
y tu boca lamiendo mi boca,
y tu lengua de fuego lacerando mi vergüenza,
y mis manos de canalla por tu piel de terciopelo.

Siento la impaciencia dibujada en tu desnudo.

De lejos mirar,
y de hielo será el manto que me cubra en mi insolencia,
y el velo de mi mirada...


la nada...



...tu puta ausencia.

Y tu desprecio infectando aún más esta inocencia.

Me retuerce la impaciencia por fundirme en tu cuero.

Que quiero ser tu piel cuando te limpies,
y arrancarme así el pecado de rozarnos;
sudor tuyo contra sudor mío,
espalda, aullido, escalofrío.

Que quiero ser tus uñas cuando me arañes,
quiero sangrar el perdón por las comisuras de mis labios
verter en lágrimas rojas este dulce agravio,
mordisco enfermizo, solitario.

Me mastica la impaciencia entre tus dientes.

Caigo ante ti, oscura serpiente;
de repente sólo estás tú
y mis vísceras latiendo con vehemencia.

De repente sólo estás tú, rodeado de negro,
y el mundo guarda el silencio más amargo;
y mi grito muere enfermo...



Pasas de largo....



...y otra vez tu puta ausencia.

Soy la impaciencia por morir entre tus piernas.

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